Hay amigos y amigos colegas. David Reyero cumple las dos vertientes. Es amigo y es colega. Nos conocimos hace muchos años y desde entonces mantenemos una buena relación. Soy un lector asiduo de sus inspiradores e innovadores artículos que puedes ver en su Blog. Es una persona apasionada por su trabajo. Humanista, cercano, inquieto, comunicativo y otras muchas cualidades que le posicionan, en la actualidad, como uno de los profesionales de mayor prestigio en el campo de la Gestión de Personas. Trabaja en la Dirección de Personas de la farmacéutica Sanofi. El martes 4 de febrero presenta su libro «La Ecuación del Éxito Profesional«, donde te ofrece multitud de sugerencias para reflexionar. El evento tendrá lugar en La Casa del Libro (Gran Vía 29, Madrid) a las 19:00. Con tal motivo he hablado con David sobre algunos aspectos relativos a su día a día de trabajo.
¿Cuándo y porque decidiste dedicarte al mundo de los Recursos humanos?
Soy economista (especialidad financiera) y MBA por el IE. Terminé mi Master con 24 años tenía dudas si dedicarme a las Finanzas o a Dirección de Personas (me gusta más que Recursos Humanos). Varios mentores me animaron a dedicarme al área de Personas para poner en valor mi vocación humanista, mi carácter creativo y mi interés genuino de ser un agente de cambio social positivo. No me arrepiento de esta decisión difícil que tomé hace casi 30 años.
Si tuvieras que seleccionar a tu sustituto ¿Qué le pedirías?
Ser buena persona (sólidos valores) y buen profesional es fundamental porque gestionamos un asunto sensible, complejo y muy valioso: las personas en una organización.
En mi rol generalista de Business Partner creo que hay elementos importantes de mentalidad y habilidades: compromiso, capacidad de gestión integral de personas, visión estratégica y de negocio, gestión de transformaciones, innovación, resiliencia y comunicación eficaz para influir a los distintos grupos de interés con valentía y cercanía.
Entiendo la dirección de personas como un arte, una vocación y una pasión a la que hoy podemos añadir valiosos aspectos científicos y tecnológicos para mejorar nuestra eficiencia e impacto.
¿Quién ha sido tu maestro?
Mi familia ha sido fundamental en mi carrera y en mi vida. En el ámbito profesional he tenido mucha suerte con mis jefes. Han sido perfiles tremendamente diferentes y la vez muy potentes: John Cummings, Juan Mora, Iñigo Capell, Pedro Piñar, Miguel Ruiz, Carme Jorda o Anna Kuusinen. Además tuve mentores muy queridos como Joan Amat (IE) o Miguel Angel Gallo y asociaciones como AEDIPE también fueron esenciales en mis inicios laborales.

En tu libro “La Ecuación del Éxito Profesional” hablas de la escasez de lideres ¿cuál crees que es la razón por la que escasea el “liderazgo”?
Creo que hay múltiples factores que lo explican y el progreso en la calidad del liderazgo no es sencillo.
Por un lado, liderar hoy en un entorno tan complejo es tremendamente difícil y dificulta la necesaria influencia y credibilidad: “cisnes negros”, incertidumbre, estrés, competitividad creciente…
Por otro lado, no es sencillo combinar bien el largo plazo (visión) sin caer en la tentación negativa del cortoplacismo y la natural prioridad en la gestión de la carrera individual.
Por último, está la amplia combinación de propósito, mentalidad de crecimiento, habilidades duras y blandas y valores que hoy se requieren para un liderazgo de impacto y sostenible.
Ante este panorama tan retador sugiero volver a las bases: definir un propósito personal que conecte con el colectivo, reforzar los valores (humildad, vulnerabilidad, curiosidad, valentía, compromiso…) o mantener un espíritu de sana exigencia, aprendizaje continuo y escucha activa (dentro y fuera de la organización).
No hay recetas mágicas pero está demostrado que estos ingredientes ayudan a generar seguridad psicológica y credibilidad. Pilares que son críticos de un liderazgo que no quiere atraer y retener talento sino entusiasmarlo, tratándolo con madurez y transparencia y sin sobreprotección.
¿Ha cambiado mucho la Gestión de las Personas en los últimos 10/15 años?
Ha cambiado de manera relevante y en general en positivo. Hoy usamos mejor la tecnología, tenemos procesos funcionales más robustos y hemos ganado influencia interna y externa.
No obstante soy inconformista y creo que tenemos margen de mejora. Algunas líneas de actuación serían: potenciar nuestro conocimiento del negocio, más cercanía con los equipos o jugar un rol más protagonista en las múltiples transformaciones que hoy vivimos. Todos sabemos que la clave de cualquier cambio son las personas y en esto tenemos mucho que aportar valentía y buen criterio.
¿Cómo afectara la Inteligencia Artificial (IA) en tu trabajo?
Creo que tendrá múltiples efectos y la mayoría en positivo: mayor eficiencia en tareas operativas, ayuda en la toma de decisiones complejas, aceleración del aprendizaje, potenciación del networking de calidad…
Considero que la suma de inteligencias (humana y artificial) marca la diferencia y es una oportunidad que abre oportunidades hoy insospechadas. Por ejemplo soy optimista con los profesionales veteranos que se manejen bien con el propmting, multiplicando así su valor añadido y rica experiencia previa.
Debemos ver la IA con mente abierta, como una aliada y a la vez sin obviar sus riesgos, los sesgos que tiene y manteniendo un saludable pensamiento crítico.