Cuando florecen los egos peligra el compañerismo

En esta última semana están ocurriendo sucesos que marcaran historia. La mayoría de ellos, como es lógico, tienen sus protagonistas. Vladímir Putin empeñado en hacer una guerra innecesaria que traerá consecuencias muy graves para Europa y el mundo en general. Muchas vidas humanas en juego y la destrucción de un país. Trágico, muy trágico… Vladímir Vladímirovich Putin es comunista y del comunismo solo se puede esperar destrucción, pobreza, perdida de libertad, eliminación de la propiedad privada… Un desastre… Lo dejamos para otro post cuando veamos cómo se desarrollan los acontecimientos, aunque ya sabemos que Ucrania ha anunciado muertes de soldados y de civiles.

En otro orden de cosas, la crisis del Partido Popular nos deja una sensación de desconcierto y desconfianza. Se supone que una organización política con representación nacional debería trabajar bajo el signo ineludible de la unidad. Este tipo de organizaciones tienen su líder, su estructura, su jerarquía, sus normas internas que deberían garantizar el buen funcionamiento de las mismas. Cuando falta la unidad y el sentido de equipo, es una señal clara de que empiezan a aflorar los egos que son los que ponen en peligro la convivencia, pero sobre todo el compañerismo tan necesario para alcanzar los objetivos propuestos.

Mi buen amigo Placido Fajardo, escribía en su Blog de El Confidencial un reciente artículo titulado «La inteligencia de unir y la torpeza de separar«, en donde afirma que «Apelar a la unión es una constante en cualquier organización, ya sea en la política, en los ejércitos, en las instituciones, en las empresas o en el deporte de competición. La consecuencia habitual de unir a las personas da como resultado una mejora o un beneficio, sencillamente porque la suma de esfuerzos multiplica el rendimiento«. Una gran verdad que muchos hemos tenido la oportunidad de conocer a lo largo de nuestra vida profesional.

 Winston Churchill aconsejó a un joven parlamentario británico, casi debutante en esas lides, que tuviera siempre presente que sus rivales más temibles, aquellos de quienes debía desconfiar a toda costa, no estaban en la bancada de enfrente (en las filas laboristas), sino en las de atrás (en las de sus compañeros conservadores). Konrad Adenauer, primer canciller alemán y uno de los padres de Europa, lo resumió a su manera. “Hay tres tipos de enemigos: los enemigos a secas, los enemigos mortales y los compañeros de partido”. Giulio Andreotti, un viejo brujo de la política italiana, clasificó así a los seres humanos: “En la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros y partido”.

Lamentablemente cuando falta la unidad en una organización desaparece el compañerismo, y a partir de ese momento entramos en el «todo vale». El compañerismo debería ser una competencia absolutamente necesaria en el perfil de cualquier puesto de trabajo con responsabilidad de coordinar equipos y personas. Pero en un mundo competitivo priman otras necesidades que potencian más el «qué» que el «como».

Me comentaba un amigo mío que el sufrió un acoso por parte de un compañero de trabajo. Los dos eran miembros de un Comité de Dirección, aparentemente su relación era buena, pero la realidad era otra muy distinta. Aparecieron los egos, las formas «trepas» de alcanzar el poder. En público todo marchaba fenomenal. En privado la guerra estaba declarada. Uno de ellos decidió atacar y se inventó una historia para acusar al otro ante el consejero delegado. Ello provocó el despido fulminante del atacado. Tribunales, discusiones, desinformaciones, enfrentamientos… Al final de la historia, despido improcedente.

¿Qué se deduce de esta historia? Pues algo parecido a lo sucedido entre Pablo Casado e Isabel Diaz Ayuso. Aparecieron los celos, los egos, los protagonismos y en definitiva la falta de compañerismo. En una guerra no hay empate, solo gana uno. Los problemas se resuelven hablando en privado y no sacando a la luz pública sucesos que pueden ocasionar graves consecuencias sobre todo cuando se tienen cargos de responsabilidad que pueden afectar a terceros.

Dice el Blog de la Fundación Rafael Nadal que el compañerismo es el vínculo que se establece a partir de las relaciones afectivas entre personas; un valor imprescindible para el desarrollo personal. Ser buen compañero implica colaboración, respeto, comprensión, apoyo y ayuda a los demás sin pretender recibir nada a cambio.

En definitiva cuando uno entra a formar parte de una organización ha de ser muy consciente que lo último que debe hacer es poner en juego la reputación de la misma. Cuando las relaciones entre los miembros de la organización es buena repercute necesariamente en el aumento de clientes o votantes y viceversa. La persona representa a la marca, y la marca necesita del apoyo de la persona. Son un binomio inseparable. Pero recuerda, cuando florecen los egos peligra el compañerismo y esto conduce al descontrol organizativo.

Humanismo en la empresa, pero de verdad…

Hoy se habla mucho de sostenibilidad, de igualdad, de identidad, pero se habla poco de humanidad. Son palabras con mucho contenido, pero que se están utilizando de una forma un tanto superficial. Mucho marketing para tan poca venta. Sin embargo de la humanización, que es lo que verdaderamente importa, queda un poco más en el olvido, cuando es la que realmente da sentido a esa tan cacareada sostenibilidad. Hay directivos a los que se las va la fuerza por la boca hablando de lo bueno que es trabajar en su empresa, pero cuando hablas con la «tropa» te das cuenta que todo es puro marketing, pura palabrería.

Humanizar la empresa es respetar los horarios; pagar salarios justos; tener lugares de trabajo saludables; disponer de un plan de carreras; es diferenciar al bueno del mediocre; es fomentar la comunicación entre jefe y subordinado; es incentivar la iniciativa y la creatividad; es generar un ambiente que mejore las relaciones humanas; en definitiva de lo que se trata es que ir al trabajo sea una diversión y no una maldición.

La editorial Empresa Activa, acaba de publicar un nuevo libro de Tom Peters titulado ¡Excelencia ahora! Humanismo extremo, con el que pretende convencer de que ya es hora de que se comiencen a utilizar los principios de liderazgo que llevan a la excelencia y a la calidad de vida de las personas.

La mayoría de nosotros pasamos la mayor parte de nuestra vida consciente, trabajando en empresas o negocios con entre uno y 100.000 empleados. Las empresas, entonces, no son solo parte de la comunidad, sino que las empresas son la comunidad. Por ello, el primer mandato de cualquier empresa es responder ante la obligación moral que existe hacia todo aquel que hace que su negocio sea posible.

En lo que respecto a los objetivos tradicionales de las empresas, el hecho de tener un compromiso absoluto con la excelencia para con las personas y la comunidad, es uno de los pocos parámetros que se repiten continuamente como generador de crecimiento y beneficios extraordinarios a largo plazo. Mirando la historia y el futuro, desarrollar el potencial de la gente y proveer productos y servicios que inspiren, es lo que nos ofrece la mejor oportunidad de crear una ilustrada contribución humana para enfrentarse al tsunami de la inteligencia artificial que amenaza con barrernos.

Este libro es una hoja de ruta completa hacia un mundo de excelencia, humanismo extremo, las personas primero, el cuidado y el liderazgo empresarial compasivo e inclusivo. Seguir sus estrategias y consejos no hará desaparecer los problemas asociados al Covid, sociales y políticos. Sin embargo, pueden conducir a la creación o al mantenimiento de una organización activamente comprometida con el crecimiento y bienestar de todos sus miembros y comunidades en las que opera. Para ello se estructura en 15 temas y 75 tareas que el lector puede poner en práctica desde el principio.

Tras más de cuarenta y cinco años de experiencia en el sector, este libro es el broche final de la carrera de Tom Peters, en el cual concentra toda la sabiduría adquirida durante esa etapa, y la expone de forma sencilla y directa y con un formato moderno.

Espero que su lectura te sirva para poner tu granito de arena en tu lugar de trabajo. Piensa que no es solo responsabilidad de los directivos, también es responsabilidad de todos los empleados, y por tanto de toda la organización. No podemos evadir nuestras propias responsabilidades. Humanizar la empresa es tarea de todos.

Thinking outside the box

Oí esta expresión hace ya unos cuantos años y todavía no ha dejado de sorprenderme el gran contenido que encierra la famosa frase: “Thinking outside the box” … Pensar fuera de la caja. ¡Que difícil! Hoy es una tarea complicada. El corto plazo, los resultados, la crisis… no nos dejan tiempo libre para dar rienda suelta a la creatividad, que en mayor o menor medida, todos llevamos dentro. Decía Peter Drucker que las organizaciones no pueden permitirse el lujo de privarse de la inteligencia, imaginación e iniciativa del 90% de las personas que trabajan en ella. Pero lamentablemente hay algunas, más de las deseadas, que se privan de ello.

Un buen ejercicio para romper la “rutina del pensamiento” es intentar hacer cosas diferentes, en y fuera del trabajo. ¿Por qué no pruebo a ver situaciones habituales con ojos diferentes? La creatividad y la innovación solo pueden avanzar, en un mundo complejo, veloz y desconcertante, cuando rompemos modelos que son una amenaza para la supervivencia de las organizaciones.

Admitir cosas nuevas y diferenciadoras, no significa hacer excentricidades. Simplemente supone perder el miedo al “status quo”, dejar los prejuicios, romper determinadas creencias, abrir la mente… Las organizaciones que intentan ser punteras, con nuevas formas  para estimular el desarrollo de la creatividad, dejan de mirarse al ombligo y salen fuera en busca de aires frescos. No corren al encuentro de “buenas practicas”, sino que ellas las generan. Se ponen en marcha para detectar tendencias.

Hoy es muy interesante y necesaria la figura del “Coolhunter“, esa persona que se patea la calle para ver que hace, dice o piensa la gente. En el metro, en el autobús, en la gran superficie están los protagonistas de una sociedad que demanda productos y servicios nuevos y en consecuencia una forma distinta de hacer negocios.

Y como es de suponer, esta manera de hacer negocios exige un estilo distinto de liderar, donde tenga cabida la libertad, la responsabilidad, la iniciativa, el trabajo colaborativo en red, la eficacia y la eficiencia y, sin duda, la persona como la gran protagonista de una nueva era en donde la “mente humana” está jugando y jugara un papel critico.

Necesitamos un liderazgo desafiante que acabe con los sistemas jerárquicos, de poder y autoridad, para pasar a otro donde el conocimiento, aprendizaje, aportación, innovación y resultados sean los verdaderos artífices de una nueva estructura organizativa.

El peligro que se corre con un líder carismático es que acaba convirtiéndose en la realidad dominante para todo el personal, que mantiene toda su atención en lo que el consejero delegado tiene en mente. Sin embargo, ¿Qué necesita la empresa? Necesita personas que se centren en lo que es la realidad para la empresa. No olvidemos que un líder eficaz no es alguien querido o admirado. Es alguien cuyos seguidores hacen las cosas correctas, y estas no siempre se hacen de la misma forma, también se hacen “Thinking outside the box“.

Algunas recomendaciones de cosecha propia para “abrir la caja”:

♦ Asiste a reuniones/seminarios/tertulias de materias que no tengan nada que ver con tu actividad diaria. Amplia tu capacidad de conocimiento. Piensa diferente.

♦ Alterna tu prensa, radio, TV, con otras que frecuentas menos. Verás las cosas con otra perspectiva. La diversidad siempre ayuda a descubrir  otra forma de ver la realidad.

♦ Lleva siempre una libreta para tomar notas imprevistas. No dejes escapar nada.

♦ El móvil, suele tener cámara de fotos. Fotografía algo que te llame la atención e intenta inspirarte en ello para sacar alguna idea “poderosa”.

♦ Cuestiona los principios que “siempre” han sido intocables en tu trabajo/empresa.

♦ Viaja en transportes públicos “con los ojos y oídos” en posición de “on”. Conviértete en un “coolhunter”.

♦ Una vez al mes, como mínimo, haz algo que no hayas hecho nunca. ¡Imaginación!

♦ Pídele a tus hijos pequeños que te den ideas sobre cualquier tema. Son pura lógica.

♦ Anota en un papel algo que hayas hecho por “primera vez” en la ultima semana y analiza para que sirvió. ¿Qué no has hecho nada? Inténtalo y veras que se puede.

♦ No te acuestes sin escribir algo, aunque luego lo rompas. Seguro que alguna idea es aprovechable. Las historias y los cuentos dan mucho de si.

♦ Hazte amigo de los que no piensan como tu. Son una fuente de riqueza y de contraste.

♦ Un creativo siempre es un principiante. Trabaja la mente. Cultiva tu interior.

Como ves, son sugerencias muy “caseras” pero que suelen dar resultado. Sin salir de la rutina es prácticamente imposible hacer “organizaciones diferentes”. Te dejo con Lance Brunner, al que conocí personalmente y le pedí que me dejara grabarle este vídeo que nos pudiera dar algunas pautas para entender mejor la frase: “Thinking outside the box“. Esta es su opinión…

En la fuerza de voluntad está el secreto

Para mi, que una de las cosas que más ralentiza la puesta en marcha de lo aprendido es la falta de fuerza de voluntad. Es ese: “no me apetece”. Asistes a un curso, vienes como loco con lo que te han enseñado, pero ahora hay que pasar a la acción y ahí está el problema para mucha gente. El “Just do it” que dirían en Nike. En todas las resoluciones difíciles que deseamos llevar a la práctica, nos hace falta una fuerza interior que nos impulse a enfrentarnos al reto y a no cejar en nuestro propósito. Pero, con mucha frecuencia, nos quedamos a medio camino y nos lamentamos. Decía Roberto Assagioli que entre los muchos poderes internos del ser humano, destaca por su importancia el inmenso poder desaprovechado de la fuerza de voluntad. Los despachos/librerías/estanterías están llenos de apuntes, material, carpetas, ejercicios de esos que nos llevamos debajo del brazo como “testimonio”  de nuestro paso por un taller de trabajo, pero enseguida quedan obsoletos y solo sirven para adornar.

Definir la fuerza de voluntad parece fácil, pero no lo es. Es más sencillo decir lo que no es: “dejar de hacer lo que tengo que hacer, porque no me apetece hacerlo“. Juego de palabras, ¿verdad?. Pues no, para mi es la cruda realidad. Sé que tengo que estudiar inglés porque es clave para mi desarrollo profesional, pero prefiero hacer otra cosa que me exija menos esfuerzo. Tengo que ir al gimnasio, pero me apetece más quedarme en el sillón leyendo el periódico…

Cuando pienso en este asunto, siempre se me vienen a la cabeza las mismas reflexiones, y que ahora quiero compartir contigo:

♦ Actitud positiva. Si te falta la firme convicción de que tienes que alcanzar una meta concreta, es preferible dedicar el tiempo a otra cosa. Ante la duda, no empieces. El mundo esta lleno de personas que siempre dicen “mañana” y muy pocas que están por el “ahora”. Ya lo dice el refranero popular: “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Sin mentalidad triunfadora es difícil alcanzar un objetivo. Empezar y no acabar es muy frustrante. Usain Bolt, corrió 100 metros en 9,63 segundos, porque estaba seguro que batiría el récord del mundo. “Quiero ser una leyenda”, dijo a su llegada a Londres.

♦ Decisión de cambiar. Si aun no has tomado la decisión ¿a que esperas? James Prochaska ha identificado cuatro etapas en el proceso de un cambio de conducta; las denomina pre-contemplación (resistirse al cambio), contemplación (ponderar los pros y los contras del cambio), acción (ejercitar la fuerza de voluntad para llevar a efecto el cambio) y sostenimiento (activar la fuerza de voluntad para apuntalar el cambio). Muchas personas saben que fumar mata, pero siguen fumando. Son conscientes del peligro, pero no se han decidido… Quizá nunca pasen de la contemplación a la acción. Para concentrar y movilizar esfuerzos, hay que fijar una fecha límite. Los objetivos tienen que ser muy específicos.

♦ Fe en la causa. Si ya te has convencido que tienes que dar el paso, es el momento de sentirte un ferviente defensor de tu proyecto. Siéntete contento y comunicaselo a tus amigos. Explícales lo importancia que tiene para ti la decisión. Un amigo mio padecía de ácido úrico y el medico le advirtió que la cerveza potenciaba los ataques de “gota”. A pesar de ello, le costó dejar “la cañita”, pero el día que lo consiguió se sintió ganador y le contaba a todo el mundo el numero de días que llevaba sin consumir una MahouHeinekenEstrella Galicia.… Para él era un triunfo que tenia que compartir con los demás.

♦ Amor propio. Estimúlate a ti mismo. Piensa que tienes la suficiente energía para alcanzar lo que te has propuesto. Incrementa tu autoestima. Piensa que si no lo haces tu, no lo va a hacer nadie por ti. ¿Me considero lo suficientemente capaz de alcanzar mi objetivo? Por supuesto, que si. Derek Redmond era por aquel entonces una joven promesa del atletismo británico, poseedor de varios récords mundiales y gran favorito para el oro en la carrera de 400 metros que iba a tener lugar en las olimpiadas de Barcelona 92. En las semifinales, a 150 metros de la línea de meta, Derek sufrió una rotura súbita del tendón de aquiles, que le postró en la pista a causa del dolor. Pero Derek no se rindió; había luchado toda su vida por llegar a aquel momento, a competir por el oro olímpico. De manera que se sobrepuso a las lágrimas y al enorme dolor, se levantó, y se propuso terminar la carrera que había comenzado. Los 150 metros que le faltaban para la meta parecían interminables. Ante la agonía de Derek, su padre saltó a la pista, se libró de los vigilantes de seguridad y se acercó para detener el sufrimiento de su hijo. Pero Derek le dijo a su padre que quería acabar la carrera, que quería llegar a la meta. Y su padre le abrazó, le acompaño hasta la meta y le ayudó a acabar la carrera, ante la enorme ovación de las 65.000 personas que contemplaban la situación en el estadio olímpico.

♦ Reafirma constantemente tu voluntad. Las cosas no se consiguen sin esfuerzo. La constancia es una cualidad esencial de los ganadores. Un día al finalizar un entrenamiento, un periodista se acercó a Michael Jordan y le preguntó ¿se considera usted el numero uno del mundo? El jugador de baloncesto le contestó: no, en absoluto. En lo único que me considero el numero uno, afirmó Jordan, es que cuando finaliza el entreno, todos mis compañeros se van al vestuario, pero yo me quedo solo en la pista tirando quinientas canastas. Este testimonio explica por si solo lo importante que es la perseverancia. Un día y otro y otro…

♦ Cuenta con las dificultades. Siempre se ha dicho que un buen objetivo debe ser alcanzable pero con dificultad. Cualquier reto importante conlleva desafíos, imprevistos, sorpresas, sustos y a veces algo más…Hace unos años, perdió la vida el  montañero Juanjo Garra en uno de los ochomiles del Himalaya después de haber permanecido al raso cuatro días tras romperse un tobillo. Con sus 8.167 metros de altitud, el Dhaulagiri es la séptima cumbre más alta del mundo. Toma su nombre del sánscrito, y significa ‘montaña blanca’. Juanjo, cuando salió para la expedición sabia perfectamente que se iba a encontrar muchas dificultades, pero aceptó el reto. A veces no se puede preveer todo… Siempre habrá problemas, hay que contar con ello.

♦ Paciencia. La serenidad es definitiva para conseguir una meta a largo plazo. Nadie consigue acertar con la formula mágica en un laboratorio a la primera. Son necesarios muchos ensayos, experimentos, intentos. Normalmente no se ven los resultados de forma inmediata. Malcolm Gladwell en su libro “Fueras de serie (outliers)”, dice que para ser experto en una materia concreta hacen falta 10.000 horas de trabajo. La norteamericana Libby James, con mucha calma y entereza, batió el récord del mundo de medio maratón a los 76 años, en el Maratón de Walt Disney. Con un tiempo final de 1:45:56, redujo el anterior en casi diez minutos (1:55:19), vigente desde 2009.

 Flaqueza. Ante la adversidad hay que crecerse. Si te dejas llevar, pierdes la oportunidad. Recientemente Ansu Fati, joven jugador de la cantera del Barça, en el mejor momento deportivo para él, cayó lesionado de gravedad apartándole de los terrenos de juego durante muchos meses… Al día siguiente de la lesión declaraba sentirse fuerte para luchar contra el contratiempo sobrevenido de forma inesperada y estaba dispuesto a hacerlo con alegría y esperanza de una pronta recuperación. ¡De flaquear, nada!

Como habrás podido observar los deportistas son unos “Fueras de Serie”. ¡Que forma de lanzarse a la conquista de la voluntad! Usain BoltDerek RedmondMichael JordanJuanjo GarraLibby James, Ansu FatiBuenos ejemplos para todos…

¿Son necesarias tantas reuniones en mi empresa?

Seguramente a lo largo de tu vida profesional habrás tenido multitud de reuniones, unas muy eficaces y otras absolutamente inútiles. Echa un cálculo y verás… A mí, haciendo un cálculo rápido me salen más de diez mil reuniones… ¿Qué son muchas? Tal vez me quede corto. Las he tenido de todo tipo, con diferentes personas, con objetivos distintos, en diferentes empresas… Creo que tanto tú, ahora que me estás leyendo, como yo podemos «presumir» de experiencia larga y con multitud de aprendizajes. 

Antes de seguir adelante, quisiera hacer un inciso. Como apuntaba Peter Druker, las reuniones o son efectivas o son un perfecto desastre. Reuniones rutinarias, pesadas, conflictivas, creativas, divertidas, aburridas… Creo que uno adquiere la madurez cuando es capaz de decir NO. Hoy NO voy a asistir a la reunión que me han convocado, sencillamente porque creo que es una pérdida de tiempo. El tiempo es oro y no se puede perder en sesiones de autocomplacencia. ¡Ten valor!

Con la experiencia de muchos, muchísimos años de trabajo profesional me atrevo a sugerirte algunas ideas, que seguramente tú también habrás experimentado en propia carne.

En la reunión no hay enemigos, hay personas con diferentes puntos de vista. Respétalos. Es un poco de sentido común, pero a veces en lugar de ver compañeros, vemos peldaños. En determinadas situaciones acudimos a la reunión pensando en cómo voy a contratacar en el caso de que alguien me lleve la contraria y no en como podré llegar a un punto de acuerdo. 

Muestra interés por las propuestas de los demás.​ Los demás también son capaces y tienen ideas buenas de las que, si no voy con prejuicios, puedo aprender mucho. La mayor ventaja de una reunión de trabajo es lo mucho que me puede abrir los ojos para ver nuevas oportunidades, compartir conocimiento, mejorar mi capacidad de relación y sobre todo tener la oportunidad de trabajar la humildad.

Empatiza con tus contertulios. Se amable.​ Un rostro amable, una sonrisa, un elogio ayudan a conectar con los otros. Piensa que tu cara, tus manos, tus ojos dicen mucho de ti y dicen mucho para los demás. Hazte amigo de tus compañeros, tomate un café con ellos. Felicita los cumpleaños. Estate al quite, pero sobre todo conecta con ellos.

Muestra una actitud positiva. No te quejes.​ A las reuniones hay que ir con todas las quejas resueltas. No es oportuno ir solo a plantear problemas. La queja siempre es una evasión de responsabilidades. No seas una barrera a la buena marcha del equipo. Ser positivo es cuestión de mentalidad, convencimiento y practicidad. Intenta por todos los medios no ser una persona tóxica.

Acepta tus errores.​ Pide disculpas.​ Dice el refranero que «equivocarse es de sabios», pero equivocarse tres veces en el mismo asunto es de incompetentes. Cuando se mete la pata lo mejor es pedir disculpas y sacar el aprendizaje oportuno. A las reuniones hay que ir preparado. Una intervención no se improvisa, hay que llevar cifras, datos, tendencias, evidencias y todo lo que sea necesario para defender tu postura.

No siempre se tiene la razón. Disentir es parte del juego. No te creas el más listo de la clase. Admite que los demás también pueden tener razón. Cuando sobre un mismo tema hay diferentes visiones, lo mejor es escuchar, reconocer y aprender. Eso no significa que aparques tu propuesta, sino que esta puede ser complementada por la aportación de los demás. Esa es la grandeza del equipo. 

Muestra tu desacuerdo con elegancia. Cuando de forma objetiva pienses que tu propuesta es la más recomendable, no impongas tu criterio por la fuerza. Razona, explica, concreta… Y si con todo, crees que la propuesta que esta encima de la mesa no es la más acertada, manifiéstalo con buenos modales. La cortesía no está reñida con la firmeza. 

Da credibilidad al experto. No se puede saber de todo. Cuando en la reunión haya un experto en un tema concreto, hay que dejarle que explique y razone sus propuestas. Al rededor de la mesa deben sentarse diferentes personas con diferentes perfiles, experiencias y conocimientos. Cada uno debe aportar su «sabiduría». La suma de «sabidurías» es la que garantiza una reunión eficaz. 

No te minusvalores. Confía en ti. Aumenta tu autoestima. Eres uno más de los asistentes, tu capacidad es como la de los demás. Estás en la mesa por algo. Los otros esperan de ti tanto como tú de ellos. Pensar que tus aportaciones son intranscendentes es cerrarte las puertas a tu implicación en el grupo. La autoestima es lo más importante que debes defender. A veces, sin razones justificadas, no nos gustamos a nosotros mismos y eso es una barrera a la participación. 

No te quedes con dudas.​ Pregunta.​ No te vayas a casa con interrogantes. Clarifica, pregunta… para tener la seguridad de que has comprendido las conclusiones de la reunión y del plan de trabajo que cada uno debe seguir para alcanzar los objetivos propuestos. Tu aportación será clave para la siguiente cita.

Seguramente tu podrás aportar mas sugerencias. Anímate y escríbelas en algún comentario a este post. Los lectores, y yo mismo, te lo agradecerán.

Un equipo no es un grupo, es mucho más…

Haz que tu equipo vuelva a brillar. Llevamos décadas hablando del trabajo en equipo, unas veces con experiencia positivas y otras con experiencias negativas. Hay organizaciones que han sido capaces de formar y trabajar con auténticos equipos. Los resultados lo avalan. Por el contrario, hay otras que confunden equipo con grupo sin llegar a percibir la diferencia. Los resultados también las retratan. En unas hay buen ambiente de trabajo y en otras el clima es manifiestamente mejorable. En unas se alcanzan los objetivos y en otras no. En unas hay beneficios y en otras no.

Personalmente tengo algo de experiencia en el tema. He trabajado en cinco magníficas empresas (El Corte Inglés, Unilever, Johnson, Sanitas y Manpower) y con la excepción de la primera, que por entonces era yo un “pipiolo”, en las otras cuatro he formado parte del Comité de Dirección, por eso voy a hablar de lo vivido como miembro de esos Comités.

Como la mayor parte de la gente, he disfrutado momentos inolvidables y otros para pasar página. En tres de las cuatro empresas he formado parte de un “equipo”, en otra he sido parte de un “grupo”. Como me gusta ver las cosas por el lado positivo, voy a tratar de explicar que cosas fueron decisivas para mí y que aprendí de los que formaban conmigo parte del “equipo”. Veamos…

1º.- Amistad. Es un valor que cotiza a la baja. Hoy la gente tiene muchos amigos digitales y muy pocos analógicos. La mayor parte de las personas se comunican por vía digital y muy pocos lo hacen de manera directa y personal, es decir cara a cara. ¿A que la mayoría de la gente te felicita en tu cumpleaños por WhatsApp y no por teléfono? Es un síntoma.

La amistad no es fácil, pero sin duda se puede conseguir. A poco que pongamos de nuestra parte el camino se suaviza. Una felicitación por algún logro; un interés por la familia; una llamada cuando estás enfermo; un mirarte a los ojos y preguntarte ¿qué te pasa?; un “afterwork”; una comida amigable… En fin, hay infinitas maneras de “provocar” la amistad y cuando se consigue con tus compañeros de trabajo, las cosas se ven de otra manera. Te sientes entendido, arropado, apoyado y ves al equipo como algo que te ayuda a ser tú mismo.

2º.- Humildad. No podemos ir por la vida pensando que somos los mejores, que soy el que da vida al equipo, que sin mi ¿a dónde van a ir? No soy superior a los demás, soy uno más del equipo y, en consecuencia, debo dejar la arrogancia en el perchero de la oficina. Hay que ver a los que me rodean como personas y no como “peldaños”. El éxito es de todos y, aunque yo haya marcado el gol, alguien me ha tenido que dar la asistencia. Dejar de pensar en uno mismo y centrarse en los demás es una muestra de madurez. No seamos el “sabelotodo”

3º.- Compromiso. Si no hay un firme propósito de aceptar, como si fueran mías, las decisiones que se toman como “equipo” estaríamos faltando a la esencia de lo que es trabajar juntos. Habrá diferentes puntos de vista, lo que sin duda engrandece a todos, pero la visión de conjunto es absolutamente necesaria. Cuando uno sale de una reunión con la sensación de que he perdido o he ganado debe preguntarse ¿Por qué tengo esa sensación? Si es honesto, la respuesta le estará dando señales de que algo está fallando. Objetivo común, esfuerzos en común, resultados en común… El éxito es de todos, el fracaso también…

4º.- Pertenencia. Sentirse parte del equipo es vital. Si estás fuera de juego, malo. A veces la autoestima, el victimismo, la soberbia, la timidez… y otras muchas circunstancias pueden hacerte que te sientas distante. Es difícil trabajar con compañeros cuando no te sientes acogido, por eso es muy saludable que te preocupes de incorporar a los que participan menos. Dar “feedback” es el mayor regalo que le puedes hacer a un amigo. Es fácil ver quien necesita ayuda para que se sienta más confortable y pueda aportar como los demás.

5º.- Participación. La aportación a un Comité de Dirección por parte de sus miembros es espectacular. Fíjate: marketing, ventas, finanzas, recursos humanos, producción, ingeniería, logística…todos y cada uno aportando su conocimiento específico. Es la mejor universidad. Si todos se respetan y escuchan las aportaciones de áreas funcionales diferentes ¿no estás en el mejor lugar para aprender? Eso sí, hay que ser muy colaborativo sin dejarte información en el cajón por si los demás van a saber tanto o más que tu. Deja tu conocimiento encima de la mesa y verás como los demás te lo agradecen. Es la mayor prueba de que confías en tu “equipo”.

6º.- Escucha. No quieras ser siempre el que lleva la voz cantante. Escuchar da muchas más posibilidades de avanzar. Espera a que el otro termine su exposición para intervenir tú. No seas como esos tertulianos de radio o televisión que hablan todos al mismo tiempo sin escucharse. Para comprender el porqué de una propuesta es necesario dejar hablar con tranquilidad. Una vez conocidos todos los pormenores es la ocasión de dar nuestro punto de vista. Este es el momento en que el equipo empieza a aportar valor.

7º.- Respeto. Más arriba he hablado de lo fantástico que es aprender de todos los departamentos, pero ¡ojo! Respeta al experto. Si el Director de Marketing presenta su campaña para la nueva temporada, no empieces a poner objeciones. Por un momento piensa el trabajo que durante muchos meses se ha llevado a cabo con la agencia de publicidad para lanzar los nuevos productos, para que tú en un minuto y sin conocimiento se los tumbes. Ese no es el camino. Dar opinión positiva y constructiva, sí.

8º.- Simplicidad. Hacer lo difícil de manera fácil es un arte. Hay que ir al grano y no perderse en generalidades y vaguedades. El tiempo es más que oro, es vida. Menos “PowerPoint” y más ideas creativas y prácticas. Reducir las reuniones al mínimo indispensable es una forma de ser eficaces. Hacer la vida de trabajo más sencilla es apostar por la productividad y el beneficio. La oficina sin papeles es una buena idea, pero aún mejor es ser claros, concisos y convincentes en nuestras propuestas. Lo sencillo aporta más al negocio que esos largos procesos ancestrales y caducos.

En fin, aquí te dejo estas ocho reflexiones que yo aprendí durante muchos años de vida profesional. Te animo a que hagas todo lo posible para que tu equipo vuelva a brillar. Seguramente podrás aportar algunas ideas más y a ello te invito haciendo un comentario en este post. Todos nos beneficiamos.

La coherencia garantiza la lealtad

Hace unos días tuvimos un grupo de amigos (ex colegas profesionales) un pequeño debate/tertulia sobre antiguas experiencias en el mundo laboral y las hemos resumido en forma de preguntas y reflexiones que ahora comparto contigo por si te pueden servir de algo cara a tu trabajo… 

¿Es posible catalogar en el programa de formación de una empresa un curso de Gestión del Tiempo y luego permitir que haya algunos directivos que se permita el lujo de convocar de forma habitual reuniones fuera del horario de trabajo? 

¿Se entiende que haya jefes que empiecen a enviar e-mails y WhatsApp el domingo por la tarde esperando respuesta inmediata? 

¿Es posible que una organización este enfocada permanentemente en lo urgente y no en lo estratégico? 

¿De verdad nos creemos que la verdadera fidelización de los clientes comienza por la propia organización, por las personas que conforman la empresa? 

¿Somos conscientes de que, para cualquier empresa, la innovación no representa tan solo la oportunidad para crecer y sobrevivir, sino también la oportunidad para influir de manera significativa en la dirección del sector? 

¿Caemos en la cuenta de que las iniciativas de cambio sólo pueden arraigar a través de un equipo directivo compacto y de funcionamiento óptimo y de liderazgo comprometido con la organización? 

¿Somos conscientes de que las personas que integran la organización influyen de forma determinante en la percepción que los clientes tienen de la compañía? 

Está comprobado que las organizaciones que tratan de una forma honesta a sus empleados se caracterizan por una mayor lealtad de los consumidores, y viceversa. 

La correcta dirección de personas en una empresa no solo evita la consecución de un producto de inferior calidad, sino que se convierte en el activo intangible capaz de convencer a un consumidor de que compre ese producto y no otro de la competencia. 

Un equipo de alta calidad dentro de la organización puede ser capaz de garantizar un sobreprecio en el producto sin provocar un descenso en las ventas. 

La coherencia entre lo que se dice y se hace es determinante para desarrollar ambientes de trabajo sanos en donde las personas pueden llegar a entender incluso lo que no les gusta.  

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P.D La RAE define la coherencia así: Relación lógica entre dos cosas o entre las partes o elementos de algo de modo que no se produce contradicción ni oposición entre ellas. Cualidad de la persona coherente o que actúa en consecuencia con sus ideas o con lo que expresa.