Han sido las elecciones más extrañas que se recuerdan. Se saldaron con relativa normalidad (¿?) pese a las dificultades logísticas de primera hora. De hecho, hasta las once del mediodía la Generalitat no dio por cerradas todas las mesas electorales. La participación se queda en el 53,56%, casi 26 puntos menos respecto a 2017 y la más baja desde la restitución de la autonomía.
¿Por qué me parecen extrañas?
Porque dejaron en libertad a unos sediciosos golpistas para que pudieren hacer la campaña electoral y presentarse como víctimas del estado represivo. Además, con el agravante de que al salir de la cárcel dijeron “lo volveremos a hacer”. Con esta decisión, la sentencia y la propia imagen del Tribunal Supremo queda muy en entredicho. Han sido los políticos presos más consentidos de todas las cárceles españolas. Y para mayor escandalo exhibieron como un icono de la «independencia» al sanguinario Arnaldo Otegui.
Porque el Partido Socialista de Cataluña, presentaba a Salvador Illa, el peor ministro de sanidad que se recuerda en la historia de España, con 90.000 muertos a sus espaldas. Con una gestión que ha sido catalogada como la peor del mundo, con errores tras errores. Ha sido la ruina económica de España. Un día antes de ser nombrado candidato a la Generalitat declaró con rotundidad que sería Miguel Iceta el nominado. Al día siguiente cambiaron las cosas. A Illa se le ha pegado el peor defecto de su jefe, Pedro Sánchez, que es la mentira. En plena campaña declaró a la agencia EFE «No formaremos parte ni apoyaremos, directa o indirectamente, a ningún gobierno independentista«. Veremos como no cumple su palabra.
Porque VOX, uno de los partidos constitucionalistas que defienden la unidad de España ha tenido que sufrir una campaña electoral con una violencia como no se recuerda en ninguna campaña de un país democrático de Europa. Ha tenido enfrente a la mayoría de los medios de comunicación. Ha sufrido coacciones, burlas y casi, casi un “apartheid”. Aun con todo ha irrumpido en el Parlamento Catalán con once diputados, superando a Ciudadanos y Partido Popular juntos. Se cumplió el “sorpasso” del que mucha gente hablaba. Se lo merecen por su gran trabajo, valentía, constancia y presentar una campaña basada en los problemas reales del día a día de los ciudadanos.
Porque, por conveniencia del Partido Socialista y de los Independentistas, se han celebrado unas elecciones bajo el “síndrome coronavirus”, lo que ha impedido a mucha gente acudir a las urnas por miedo a contagios. El verano pasado se tuvieron que aplazar las Elecciones Gallegas y Vascas por el mismo motivo. La imagen de Irene Albelora, presidenta de una mesa del Instituto Moises Broggi, asmática, explotó cuando un apoderado quiso inmortalizar la estampa de los EPI con su móvil.
Porque, a pesar de los pesares, hemos podido comprobar que casi un 47% de los ciudadanos catalanes pasan olímpicamente de los problemas reales de su comunidad. Esta abstención demuestra una falta de interés por lo público que ralla con la apatía, la dejadez, el conformismo… También puede ser que estén hartos de los políticos, cosa entendible. Pero aun con todo, es una grave irresponsabilidad. Me pregunto ¿para que está el voto por correo?
Porque aun no entiendo como el Partido Popular arremete con tanta rabia contra VOX, el partido que le mantiene en el poder en varias comunidades. Creo que está cometiendo un error que lo pagara caro. El Partido Popular todavía no ha entendido porque se le han ido más de tres millones de votantes al partido que ellos llaman “Populistas de Extrema Derecha”
Seis “porqués”, que a mi juicio han hecho que estas elecciones hayan sido extrañas. No entro a valorar el futuro postelectoral, porque ya me imagino lo que va a suceder y sinceramente me da mucha pena. España se deshace lentamente…